Es bien sabido que para confeccionar una prenda es necesario tener algún tipo de molde; puede ser un patrón que hagamos en físico o digital, un patrón de revista, una prenda que hayamos desarmado para copiarla, o el moulage.
Cada uno de estos procesos tiene un grado de dificultad y defensores así como detractores, así que hoy ahondaremos un poco para conocer cuál de éstos pueden funcionar mejor dependiendo del trabajo que tenemos que hacer.
Para realizar un patrón en papel, es necesario tener conocimientos mínimos y una cierta destreza con algún método que hayamos aprendido, la destreza requerida obviamente dependerá del nivel de dificultad que tenga el proyecto que queremos realizar. Sin embargo, en la actualidad existen muchísimos métodos disponibles de forma online y gratuita con los que podemos iniciarnos en el mundo del patronaje, lo más importante y que te dará la excelencia será la práctica continua.
La ventaja que tiene el saber realizar un patrón, es que puedes hacerlo sobre casi cualquier tipo de prenda que desees y tanto a nivel industrial como a la medida, además eso te permitirá ver en una escala real las proporciones de la prenda que quieres realizar y su viabilidad.
En cuanto al patronaje digital, es de reciente data, necesariamente amerita que manejes el patronaje físico para que puedas construir el patrón y además manejar los programas digitales de patronaje, existen varias opciones entre las que se cuentan Optitex, Audaces, Gerber y Lectra que están dirigidos a empresas grandes y escuelas de diseño, con licencias costosas y no son tan sencillos de aprender, Clo3d que es mucho más accesible de precio y Valentina, un software de patronaje gratuito dirigido a pequeñas empresas y diseñadores independientes que voy a probar y luego les contaré mi experiencia.
Los patrones que puedes comprar en revistas vienen en tallas, y con las instrucciones para que lo confecciones; muchas personas aprendieron a coser con este método desde el siglo pasado y logran hacer maravillas.
Mi objeción a esta técnica, es que puedes llegar a sentirte tan cómoda en ella, que no practicas el patronaje y lo vas olvidando, o incluso te mantienes en la comodidad de copiar los patrones de las revistas y no intentas aprender a hacer un patrón desde cero.
En cuanto a la técnica de desarmar una prenda y copiarla directamente la tela, si bien es cierto que te evita el proceso de realizar un patrón desde cero, sólo se puede hacer en la talla que tengan las piezas, a menos que ya manejes un poco de escalado, y puede resultar complejo si queremos modificarla ya que no tiene ningún punto de referencia en el cual te puedas apoyar.
No obstante, este proceso le brinda a las personas que tienen curiosidad por hacer una prenda y ya manejan un poco la confección realizar lo que desean sin necesidad de esperar a hacer un curso de patronaje para poder hacerlo, así que funciona bien para iniciarse en este mundo y practicar la confección de prendas sencillas.
Con el Moulage, el proceso es realmente diferente; es una combinación de mucha experticia e intuición y hasta cierto punto genio creativo, ya que construyes sobre el maniquí o la persona la prenda que quieres realizar, con tejidos sesgados que se adaptan mejor a las curvas, formando pinzas y drapeados donde lo vaya requiriendo, un proceso súper artesanal, único y artístico muy enfocado hacia la Alta Costura.
Confieso que estoy muy apegada al patronaje en físico por la gama de posibilidades que me ofrece, pero finalmente lo más importante es que si tienes una idea en mente, no te limites por lo que no manejas sino que busques la forma de materializar tu idea ¿ y a ti, cuál método te ha resultado mejor al momento de hacer tus prendas?